La segunda jornada del Festival Iberoamericano de Música y Literatura Verso Libre, que se está celebrando en Cádiz del 28 al 31 de mayo, hoy ha puesto la mirada al otro lado del Atlántico con el diálogo Un horizonte común, en el que han participado destacadas voces de la literatura iberoamericana como el poeta, narrador y ensayista, Felipe Benítez Reyes; la escritora y guionista, Laura Ferrero; María Fasce, escritora, editora y directora literaria de Alfaguara, Lumen y Reservoir Books, y Carlos Granés, ensayista y doctor en Antropología, moderados por Juan José Téllez, una de las figuras actuales de las letras gaditanas.
"Cádiz es la ciudad iberoamericana por excelencia", como éste último ha expresado al comienzo de la conversación, recordando las palabras de Pericón de Cádiz cuando decía que a un gaditano se le hacía más fácil ir a tomar un café a La Habana que a Madrid.
Téllez ha aludido a la literatura "como puente" y al "intercambio nutricio entre América Latina y España", citando nombres como Caballero Bonald, Fernando Quiñones o Rafael Alberti. Aunque también ha señalado "la paradoja actual de que en un mundo globalizado es complicado que los libros viajen a la misma velocidad que las imágenes o la música. A veces hay compartimentos estancos, parece que los escritores no pueden cruzar el Atlántico más que a través de las redes sociales".

Los autores han compartido su percepción sobre la realidad literaria entre España y Latinoamérica. En este sentido, María Fasce señaló un elemento aún claramente diferenciador, como es, por ejemplo, el éxito del relato en Latinoamérica, "mientras que es un género que a los españoles, salvo algunas excepciones, aún se les resiste. Igual que la crónica, un género que se inició en España -el diario de Colón ya era una crónica- y alcanzó su esplendor en Latinoamérica, con exponentes como Guerriero, Villoro o Caparrós". Para la editora, esta predisposición al género corto en Latinoamérica puede deberse a que "vivir en países muy convulsionados, con situaciones críticas, quizá nos hace más creativos; estamos todo el tiempo pensando en solucionar problemas irresolubles y, de alguna manera, el cuento te plantea resolver esos enigmas".
Laura Ferrero es una de esas excepciones del éxito en el relato en nuestro país. La autora de 'Piscinas vacías' recordó el día en que compró las obras completas de Borges en una librería de Buenos Aires, ciudad en la que vivió hace dos décadas. "Aún tengo esos tomos en casa. Ahí se abrió un universo nuevo para mí y empecé a escribir. No sé por qué, quizá me atrapó la musicalidad del lenguaje". Aún hoy, asegura, "cuando no tengo inspiración, leo un poema de Idea Vilariño o una crónica de Leila Guerriero. Puedo decir que me convertí en escritora en Buenos Aires".

Otro de los temas de esta conversación literaria fue el humor, o más bien el prejuicio del humor en la literatura. Como manifestó Felipe Benítez Reyes, "hemos convertido la novela más emblemática de España, que es una obra cómica, en una de las novelas más tristes del mundo, y a un pelele en un héroe trágico. Esa idea de que Cervantes acaba teniendo compasión por el personaje es falsa; se recrea en humillar al supuesto héroe".
El autor colombiano Carlos Granés, por su parte, puso el acento en la diplomacia literaria, y en el papel protagonista de la literatura para restablecer las relaciones entre su país y España (tras la ruptura en 1812), haciendo hincapié en que ha sido "la poesía la que ha trazado más canales entre ambas orillas del Atlántico". Preguntado por si las ideas revolucionarias se vuelven con el tiempo decorado y si puede ocurrir lo mismo y que el populismo actual se termine contagiando a la literatura, Granés afirmó que "muchos fenómenos culturales que se inician como fuerza revolucionaria de cambio enseguida se convierten en parte del sistema. Algo que tiene que ver con que nos hemos familiarizado, hasta el punto de enamorarnos de ella, con la rebeldía. Toca una fibra sensible de nuestro estilo de vida post mayo del 68. Lo que fue revolucionario en ese momento, hoy es mainstream". Y añadió "que lo que está rasgando ese proceso moral que se construyó entonces es el populismo de derechas. Son los nuevos rebeldes. Empezando por los políticos, como Trump o Milei. Por el momento está en la fase performática, pero terminará entrando en la literatura".
Tras el diálogo, y aún con la mirada puesta en ese horizonte común, la cantaora gaditana Encarna Anillo y el guitarrista chileno Pituquete, ofrecieron en el Castillo de Santa Catalina la actuación Ida y vuelta: Un viaje musical donde el flamenco cruza el Atlántico hacia géneros latinoamericanos como el vals peruano, la samba argentina o la milonga y, a partir de ahí, crear una historia nueva.