A medida que el brutal conflicto se acerca a los seis meses, algo que ocurrirá la próxima semana, se estima que 19 millones de niños en Sudán no van a la escuela.
De este total, 1 de cada 3 niños en el país -unos 6,5 millones- perdieron el acceso a la escuela debido al aumento de la violencia y la inseguridad en su región, con al menos 10.400 escuelas cerradas en zonas afectadas por el conflicto. Mientras tanto, más de 5,5 millones de niños que residen en zonas menos afectadas por la guerra esperan que las autoridades locales confirmen si se pueden reabrir las aulas.
Incluso antes de que estallara el conflicto, el pasado mes de abril, casi 7 millones de niños y niñas ya no estaban escolarizados en un país que luchaba contra la pobreza y la inestabilidad. Si la guerra continúa, ningún niño en Sudán podrá volver a la escuela en los próximos meses, lo que los dejará expuestos a peligros inmediatos y a largo plazo, incluidos el desplazamiento, el reclutamiento por parte de grupos armados y la violencia sexual.
"Sudán está a punto de convertirse en el hogar de la peor crisis educativa del mundo", afirma Mandeep O'Brien, representante de UNICEF en Sudán. "Los niños han estado expuestos a los horrores de la guerra durante casi medio año. Ahora, obligados a abandonar sus aulas, profesores y amigos, corren el riesgo de caer en un vacío que amenaza el futuro de toda una generación".

Más allá de la lectura, la escritura y las matemáticas, los niños también aprenden habilidades sociales y emocionales en la escuela, que en tiempos de conflicto pueden convertirse en un salvavidas para afrontar la violencia, la pérdida y el trauma. Además, también pueden acceder a muchos otros servicios críticos (y a menudo vitales), como nutrición, atención médica y apoyo psicosocial.
"Desde que comenzó el conflicto, Sudán se ha convertido en la crisis de desplazamiento interno más extensa del mundo, con 4,4 millones de personas recientemente desplazadas dentro de Sudán, incluidos alrededor de 2,5 millones de niños y niñas. Además, 5 millones de niños en edad escolar se encuentran atrapados en zonas de conflicto activo, lo que los coloca en mayor riesgo de perder el acceso crucial a la educación y a servicios de protección esenciales", asegura Arif Noor, director nacional de Save the Children en Sudán.
El gasto en servicios sociales ha disminuido drásticamente y, desde que comenzó el conflicto armado hace casi seis meses, los docentes en casi todos los estados han perdido sus salarios. Faltan suministros educativos y no se han mantenido las instalaciones. Aunque se están realizando esfuerzos en algunas regiones para garantizar que los sistemas educativos en Sudán sigan funcionando, existen limitaciones importantes y las necesidades están superando rápidamente los recursos.
Además del impacto inmediato y el riesgo de interrumpir la educación para casi todos los niños sudaneses, un análisis reciente de UNICEF muestra que si no se aborda con urgencia la pérdida de ingresos, resultará en una pérdida neta de por vida de 26.000 millones de dólares para la generación de niños afectada por la guerra.
UNICEF y Save the Children están trabajando con sus aliados para garantizar que millones de niños sudaneses puedan acceder a una educación de calidad y regresar a la escuela de manera segura, antes de que su año académico se vea comprometido.
Ambas organizaciones hacen un llamamiento a las autoridades sudanesas para reabrir escuelas en áreas seguras, al tiempo que apoyan modalidades de aprendizaje alternativas en comunidades donde las escuelas ya no pueden estar abiertas debido a cuestiones de seguridad.
UNICEF y Save the Children instan a la comunidad internacional a solidarizarse con los niños sudaneses, cuya educación está en juego, y a proporcionar los recursos y el apoyo necesarios para garantizar que millones de ellos puedan volver a la escuela, así como garantizar que los niños afectados por el conflicto tengan la oportunidad de acceder al aprendizaje y al apoyo psicosocial en espacios seguros.