Dos de los activistas españoles de la Flotilla Global Sumud expulsados de Israel, Rafael Borrego y Manolo García, han pedido este martes un "esfuerzo continuo" internacional para llevar ayuda a Gaza y han llamado a "poner todos los ojos" tanto en este territorio palestino como en las personas que se dirigen allí.
"Cuanto más ojos tengan, más protegidas estarán", ha afirmado a los periodistas Rafael Borrego, que ha sido recibido junto a Manolo García, ambos malagueños, por un centenar de personas a su llegada a Málaga, entre cánticos de "Que viva la flotilla", 'Free Palestine (Palestina libre) o 'Las tierras robadas serán recuperadas".
"Sabemos lo que es estar bajo ese peligro", ha apuntado Borrego, que ha incidido en que cualquier cosa que hayan vivido, los gazatíes la padecen "100.000 veces peores durante toda su vida".
Ambos, que llegaron el pasado domingo a Madrid en un primer grupo de 21 españoles que fueron liberados, han relatado los malos tratos físicos y psicológicos sufridos en la cárcel israelí en la que permanecieron detenidos.
Han contado que les golpearon, les vendaron los ojos y les metieron en jaulas, también sufrieron privación del sueño y a algunos no se les proporcionó medicamentos como insulina, y que a su llegada al puerto tuvieron que estar una hora de rodillas con la cabeza agachada.

Llegada a la estación de tren María Zambrano de Málaga de los dos activistas malagueños de la Flotilla Global Sumud expulsados de Israel, Rafael Borrego y Manolo García, cuando llevaban ayuda humanitaria a Gaza. (EFE)
En una ocasión, tras un cántico demandando insulina para la celda 16, llegaron personas armadas. Fue "como un castigo ejemplar, porque mi celda era la última del pasillo, te arrastraban delante de todos los demás para avisar al resto de lo que no tenían que hacer", ha señalado Borrego, quien ha añadido que a otras compañeras les negaron incluso productos de higiene femenina.
El activista ha agradecido el apoyo ciudadano y ha asegurado que cuando salieron de la cárcel "en mitad del desierto", ni siquiera les dijeron que les estaban deportando: "nos metieron en el avión de malas formas. No sabíamos ni que veníamos para Madrid".
Llegaron a Madrid sin móviles porque les habían "robado casi todo". "Ahora sí que he llegado a casa", ha manifestado a los periodistas en Málaga, a los que ha confesado que sigue "con las chanclas de la cárcel" porque le quitaron los zapatos.
Tras comentar que "otra flotilla" se dirige a Gaza, ha pedido un "esfuerzo continuo" internacional porque "la gente sigue muriendo de hambre, bajo los bombardeos" y ha aseverado que "no son 67.000" los muertos, sino "muchísimas más" personas.
Por su parte, Manolo García, ha coincidido en que la experiencia fue "dura, terrible", pero al mismo tiempo "maravillosa" por saber que detrás de ellos "millones de personas seguían luchando contra el genocidio" y les apoyaban.
Son personas que "han arriesgado su vida por, de alguna manera, llevar en los barcos la conciencia y el corazón de la gente que no podía ir" y desde las calles y pueblos les han "dado alas y fuerzas" para llegar a Gaza.