Elegir las zapatillas adecuadas para correr puede marcar la diferencia entre disfrutar de una experiencia cómoda y motivadora o terminar con lesiones y molestias que desaniman a cualquiera. Aunque muchas personas piensan que cualquier calzado deportivo es suficiente para salir a correr, la realidad es que cada pie, cada pisada y cada tipo de entrenamiento necesita un modelo específico. Si estás buscando dar tus primeros pasos en el running o renovar tu calzado actual, estos cinco consejos te ayudarán a tomar la mejor decisión.
1. Conoce tu tipo de pisada
Uno de los aspectos más importantes al momento de escoger zapatillas de running es comprender cómo apoyas el pie al correr. Existen tres tipos principales de pisada:
Neutra: el pie se apoya de manera uniforme, distribuyendo el peso de forma equilibrada.
Pronadora: el pie tiende a girar hacia adentro al impactar contra el suelo.
Supinadora: el pie se inclina hacia afuera en el momento del apoyo.

Para identificar tu tipo de pisada, puedes acudir a una tienda especializada donde realizan estudios biomecánicos, observar el desgaste de tus zapatillas actuales o incluso grabarte mientras corres. Escoger un calzado diseñado para tu pisada no solo mejora tu rendimiento, también previene lesiones comunes como la fascitis plantar, el dolor de rodilla o la tendinitis.
2. Define el terreno donde correrás
No es lo mismo entrenar en el asfalto de la ciudad que hacerlo en senderos de montaña o en pistas de atletismo. Cada superficie exige características diferentes en el calzado:
Asfalto o ciudad: requieren zapatillas con buena amortiguación para absorber el impacto repetitivo.
Trail o montaña: necesitan suela con mayor tracción y materiales resistentes al desgaste, la humedad y las piedras.
Pista de atletismo: suelen utilizarse modelos más ligeros y rápidos, con menor amortiguación.
Identificar tu terreno principal es fundamental, ya que de esto dependerá el nivel de protección y el tipo de suela que más te convenga.
3. Prioriza la comodidad y el ajuste
Un error frecuente es escoger zapatillas solo por el diseño o la marca sin prestar atención al ajuste. Lo ideal es que el calzado quede firme en el talón, pero con suficiente espacio en la parte delantera para mover los dedos. Como referencia, se recomienda dejar aproximadamente medio centímetro entre el dedo más largo y la punta de la zapatilla.
Además, considera la forma de tu pie: si es ancho, busca modelos con horma amplia; si es estrecho, opta por un ajuste más ceñido. Recuerda que durante la carrera el pie tiende a hincharse, por lo que un calzado demasiado justo puede causar rozaduras, ampollas o incomodidad prolongada.
4. Elige la amortiguación según tu objetivo
La amortiguación es clave para absorber el impacto en cada zancada, pero no todos los corredores necesitan el mismo nivel. Por ejemplo:
- Corredores principiantes o de largas distancias: se benefician de zapatillas con mayor amortiguación que protejan las articulaciones.
- Corredores experimentados o de velocidad: suelen preferir modelos más ligeros y con menos acolchado para ganar reactividad y rapidez.
- Entrenamientos diarios vs. competencia: algunos corredores usan dos pares distintos: uno más cómodo para entrenar y otro más ligero para carreras.
La clave está en encontrar un equilibrio entre comodidad, protección y rendimiento de acuerdo con tu nivel y tus metas deportivas.
5. No olvides la durabilidad y la relación calidad-precio
Aunque es tentador elegir solo por estética o precio, vale la pena considerar la durabilidad del calzado. Una buena zapatilla de running puede acompañarte entre 600 y 800 kilómetros, dependiendo de tu peso, tu pisada y el tipo de terreno.
Si corres con frecuencia, lo mejor es invertir en un modelo de calidad que te brinde seguridad y rendimiento a largo plazo. Asimismo, no descartes la opción de tener dos pares: alternarlos ayuda a prolongar su vida útil y mantener siempre un buen nivel de amortiguación.
Escoger las zapatillas de running correctas no es una decisión menor; al contrario, puede marcar un antes y un después en tu experiencia como corredor. Conocer tu tipo de pisada, definir el terreno, priorizar la comodidad, seleccionar la amortiguación adecuada y pensar en la durabilidad son pasos esenciales para invertir de manera inteligente.
Recuerda que el running es una actividad que, más allá del rendimiento, busca bienestar y constancia. Unas buenas zapatillas no solo te motivarán a salir con más frecuencia, también protegerán tu salud a largo plazo. Así, cada zancada se convertirá en una experiencia más segura, cómoda y, sobre todo, disfrutable.