La Greening Financial Regulation Initiative de WWF (GFRi, por sus siglas en inglés) ha publicado hoy los resultados de su herramienta de evaluación anual SUSREG Tracker. La evaluación muestra que, aunque varios bancos centrales y supervisores financieros han realizado progresos en la aplicación de medidas de regulación y supervisión sostenibles desde 2021, aún existen importantes lagunas especialmente en los países de renta alta, aquellos con mayores emisiones de GEI y los más ricos en biodiversidad.
Según el informe, sólo el 18 % presenta avances significativos en la integración de los riesgos relacionados con el clima en su política monetaria y sus actividades de banca central, mientras que el 68 % de los países de renta alta aún no han adoptado políticas adecuadas de supervisión bancaria en materia climática y medioambiental. Por otra parte, la ambición y la aplicación de medidas financieras sostenibles son desiguales entre los bancos centrales y los supervisores del sector financiero en los países.
Maud Abdelli, responsable de la Iniciativa de Regulación Financiera Ecológica de WWF, afirma: "La inacción o la escasa acción están alimentando la doble crisis clima-naturaleza. En la COP28 celebrada la semana pasada, los países acordaron dejar atrás los combustibles fósiles, pero no se comprometieron a eliminarlos por completo ni a dar prioridad a la protección de la naturaleza. Los bancos centrales y los supervisores deben dar ejemplo alejándose de los sectores más perjudiciales para el medio ambiente, como el carbón, el gas y el petróleo, y establecer unas expectativas mínimas en materia de ASG en la regulación y la supervisión financieras."
Principales conclusiones del Informe
El SUSREG Tracker es la herramienta de evaluación virtual e interactiva de WWF sobre los avances en la integración de los riesgos ambientales y sociales en las actividades de banca central, regulación financiera y supervisión. El análisis de este año abarca 47 jurisdicciones que, en conjunto, representan más del 88 % del PIB mundial, el 72 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y 11 de los 17 países más ricos en biodiversidad del mundo.
Algunos avances notables a nivel de buenas prácticas que se han determinado son:
- La integración de indicadores de biodiversidad en las carteras propias de algunos bancos centrales y en la información de los fondos de pensiones.
- El desarrollo de metodologías de supervisión para abordar la pérdida de biodiversidad.
- Un aumento en la exigencia de que las instituciones financieras y las empresas hagan públicos sus planes de transición climática.
- El establecimiento de directrices de préstamo específicas para sectores de alto riesgo con el fin de ayudar a las instituciones financieras a evaluar los riesgos ambientales y sociales de sus clientes.
Pero la evaluación también constata que:
- Las actividades de supervisión de bancos centrales y aseguradoras siguen centrándose principalmente en el clima, siendo aún necesaria la integración de indicadores y metodologías que aborden la pérdida de biodiversidad.
- Algunos de los países con mayores emisiones de gases de efecto invernadero no han puesto en marcha políticas sólidas de supervisión bancaria y de seguros relacionadas con el clima.
- Más de la mitad de los países con objetivos netos cero incluidos en esta evaluación tienen políticas de supervisión bancaria relacionadas con el clima considerablemente débiles.
- Las políticas de supervisión bancaria y de seguros sobre sostenibilidad son insuficientes en los países con mayor biodiversidad de Asia-Pacífico y América Latina, lo que los deja muy expuestos a los riesgos relacionados con la naturaleza.
Basándose en su hoja de ruta para una economía climáticamente segura y beneficiosa para la naturaleza, que recomienda nuevos anclajes nominales para los mandatos de los bancos centrales y la supervisión financiera (-1,5 ºC, recuperación total de la biodiversidad para 2050, reducción del 50 % de las emisiones de GEI y naturaleza positiva para 2030), WWF insta a los bancos centrales, supervisores financieros y reguladores a:
Publicar sus propios planes de transición hacia una economía baja en carbono y beneficiosa para la naturaleza que sean transparentes y medibles, y que abarquen todas las actividades de banca central, regulación financiera y supervisión.
Aplicar un enfoque preventivo utilizando todas las herramientas de supervisión a nivel micro y macro disponibles, en lugar de esperar a disponer de los datos y modelos perfectos, dando prioridad a las medidas preventivas y de impacto ante amenazas ambientales inciertas y potencialmente catastróficas.
Utilizar sus herramientas de política monetaria para hacer frente a los riesgos medioambientales y sociales, al tiempo que eliminan progresivamente de sus carteras las actividades perjudiciales para el medio ambiente, es decir, aquellas que no se adaptan a modelos de negocio que garanticen una transición hacia una economía sostenible.
Imponer mayores requisitos de capital a las instituciones financieras que prestan, invierten y aseguran a empresas con actividades perjudiciales para el medio ambiente.
La herramienta SUSREG permite observar los avances a nivel de países. En el caso del Banco de España, si bien se han establecido medidas para la integración del riesgo climático, WWF recomienda al supervisor priorizar una estrategia u hoja de ruta oficial que incluya aspectos como la pérdida de biodiversidad, en la que se contemple un plan de transición basado en la ciencia que contribuya a poner a la naturaleza en el centro de las decisiones económicas, con el fin de abordar los riesgos y oportunidades medioambientales y sociales en el sector financiero, de acuerdo con su mandato.