Un equipo internacional encabezado por Covadonga Orejas, investigadora del Centro Oceanográfico de Gijón del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC); Veerle Huvenne, investigadora del Centro Nacional de Oceanografía (NOC) del Reino Unido, y Jacob González-Solís, catedrático de la Facultad de Biología y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona, ha publicado en la revista Progress in Oceanography el primer estudio integrado sobre las montañas submarinas del archipiélago de Cabo Verde, su biodiversidad, su funcionalidad ecológica y su relevancia socioeconómica.
Estas formaciones volcánicas —al menos catorce grandes montañas y numerosas elevaciones menores— actúan como verdaderos oasis de vida en el océano profundo, al concentrar nutrientes y modificar la circulación de las corrientes submarinas. Esta dinámica favorece una biodiversidad excepcional que incluye desde microorganismos hasta comunidades de corales y esponjas de aguas profundas, así como tiburones, tortugas, aves marinas y cetáceos. Su ubicación, entre las aguas templadas del Atlántico norte y las tropicales del sur, potencia aún más su productividad y conectividad ecológica.
"Las montañas submarinas de Cabo Verde son refugios esenciales para muchas especies, y este estudio pone de relieve la importancia de un enfoque multidisciplinar que integre geología, oceanografía, biología y aspectos socioeconómicos", explica Covadonga Orejas.
"Comprender el funcionamiento de las montañas submarinas es clave para planificar su protección y garantizar el uso sostenible de sus recursos marinos", añade Veerle Huvenne.
"Desde la perspectiva de una organización de la sociedad civil, el conocimiento sobre la ecología de las montañas submarinas es igualmente crucial para mejorar la gestión espacial marina y promover la conservación de los recursos naturales de Cabo Verde", señala Herculano A. Dinis, director ejecutivo de la Asociación Projecto Vitó, en el país africano. "Estos ecosistemas profundos actúan como verdaderos puntos calientes de biodiversidad y proporcionan información estratégica para orientar las políticas públicas y la planificación del espacio marino. En un país como Cabo Verde, donde las áreas marinas protegidas se concentran exclusivamente en zonas costeras, el estudio de las montañas submarinas abre la puerta a estrategias de conservación más integradas y holísticas, que incluyan también las aguas oceánicas", asegura.

Ballena jorobada
El artículo analiza no solo la riqueza biológica de estos ecosistemas, sino también los usos humanos asociados, especialmente la pesca artesanal e industrial, así como los riesgos emergentes vinculados al tráfico marítimo y a la potencial expansión de la minería en aguas profundas.
"Estas montañas son fundamentales para la salud y el bienestar de los océanos y de la sociedad caboverdiana. Su importancia cultural y económica se refleja en el fuerte apoyo comunitario a su conservación, lo que subraya la necesidad de avanzar por parte del Gobierno de Cabo Verde hacia el desarrollo de una economía azul sostenible", indica Gillian Ainsworth, investigadora posdoctoral del EqualSea-CRETUS Lab de la Universidad de Santiago de Compostela.
Las montañas submarinas de Cabo Verde representan enclaves de enorme valor ecológico y estratégico para la conservación marina. En este contexto, el estudio enfatiza la importancia de incorporarlas en la planificación espacial marina del país y en su red de áreas marinas protegidas. Diversas investigaciones han demostrado que muchas de las montañas submarinas de Cabo Verde cumplen los criterios internacionales para ser reconocidas como ecosistemas marinos vulnerables (VME) y áreas de importancia ecológica o biológica (EBSA), debido a su papel clave en la productividad, conectividad ecológica y mantenimiento de la biodiversidad oceánica.
"Como estado parte del compromiso 30x30 para la biodiversidad y del Tratado de Alta Mar (ABBNJ Treaty), Cabo Verde tiene la oportunidad de situar estas montañas submarinas como áreas prioritarias de conservación y gestión sostenible, reforzando su liderazgo regional en la protección del medio marino, contribuyendo así a alcanzar los objetivos internacionales para la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible", señala Jacob González-Solís, el otro autor sénior de la publicación, que es miembro del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB.
El estudio ha contado con la participación de más de cuarenta investigadores de veinte instituciones de Europa, África y América, así como con la financiación de numerosas agencias financiadoras. El IEO-CSIC, que coordinó el trabajo, ha recibido apoyo económico, principalmente, por parte del proyecto europeo iAtlantic, que finalizó el pasado año 2024. Buena parte de los autores del trabajo de revisión han obtenido financiación del proyecto europeo REDUCE, que se encuentra en el segundo año de su andadura. La institución Hanse Wissenschaftskolleg Institute for Advanced Study, gracias al grupo de estudio liderado por Covadonga Orejas y Veerle Huvenne, ha contribuido también a la realización de dicho trabajo.





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