World Vision y Catholic Relief Services (CRS), en colaboración con World Agroforestry (ICRAF) y con financiación de la Unión Europea, han lanzado oficialmente la segunda fase de su proyecto de Reforestación en África ("Regreening Africa") en la comunidad de Kukpalgu, en el distrito de Mion, en la región norte de Ghana. Esta segunda fase se basa en los importantes logros de la Fase I y está diseñada para revertir la degradación de la tierra, fortalecer la resiliencia climática y mejorar los medios de vida de los pequeños agricultores mediante la gestión sostenible de la tierra y prácticas de restauración basadas en los árboles.
La iniciativa reafirma el compromiso de Ghana con los objetivos de restauración regionales y mundiales, incluida la Iniciativa AFR100, la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas y las prioridades nacionales de adaptación al clima. "Regreening Africa" ha sido reconocida como una iniciativa emblemática de restauración mundial de las Naciones Unidas por su ejemplar labor de restauración de ecosistemas a gran escala y a largo plazo, basada en los 10 principios de restauración de la Década de las Naciones Unidas.
"Regreening Africa" es una iniciativa subregional que opera en Ghana, Somalia, Etiopía, Nigeria, Malí, Senegal y Níger, donde se centra en reducir la degradación de la tierra, restaurar los paisajes, mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y aumentar la resiliencia de las comunidades al cambio climático. Financiado por la Unión Europea, el programa es ejecutado por CIFOR-ICRAF junto con World Vision, CRS, CARE, Sahel Eco y Agronomes et Vétérinaires Sans Frontières (AVSF). La Fase II apoyará e incentivará a los pequeños agricultores y a los hogares pastorales para que adopten prácticas de reverdecimiento diversas y rentables, mediante el fortalecimiento de los entornos políticos, la mejora de los sistemas de gobernanza local, el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes y el estímulo de una mayor inversión en los esfuerzos de restauración. También tiene como objetivo promover la toma de decisiones basada en datos empíricos, garantizando que las comunidades, las instituciones y los gobiernos se basen en la investigación y los datos para orientar y adaptar las estrategias de restauración. Otro objetivo fundamental es ampliar las oportunidades dentro de las empresas rurales centradas en la ecología y la restauración, en particular aquellas en las que participan jóvenes, mujeres y cadenas de valor basadas en los árboles.
Sobre la base de los resultados de la Fase I, que se desarrolló entre 2017 y 2023 y prestó apoyo a más de 600.000 hogares, al tiempo que se restauraron casi un millón de hectáreas en ocho países africanos, la fase II promete ampliar el alcance del programa y profundizar su impacto. La reforestación consiste en restaurar los paisajes degradados mediante prácticas como la agrosilvicultura, la mejora de la salud del suelo, la regeneración natural gestionada por los agricultores (FMNR), la conservación del suelo y el agua, la mejora de la gestión del pastoreo y el uso de semillas y plántulas de alta calidad. Estas prácticas mejoran la salud y la productividad del suelo, aumentan el bienestar de la comunidad y aumentan la resiliencia a los efectos del cambio climático, lo que las hace esenciales para la adaptación climática a largo plazo.
El enfoque de la Fase II incorpora la ampliación de los sistemas para abordar los factores que impulsan la degradación de la tierra, al tiempo que promueve la restauración a través de centros de intervención dirigidos localmente y un cambio de comportamiento más amplio, la reforma de las políticas y la inversión en la cadena de valor. Las prácticas de restauración se adaptan para reflejar las condiciones ecológicas y sociales locales, lo que garantiza su pertinencia y sostenibilidad. El modelo de investigación en desarrollo del programa garantiza que los datos y las pruebas guíen todas las decisiones, mientras que la fuerte participación de la comunidad, las estrategias que tienen en cuenta las cuestiones de género y la inclusión de los jóvenes promueven resultados equitativos y duraderos. La participación efectiva de las partes interesadas, a través de diálogos, la promoción de políticas y misiones conjuntas de reflexión y aprendizaje, garantiza el aprendizaje y la mejora continuos.
La reforestación es de vital importancia, ya que África sigue sufriendo una grave degradación de la tierra, que afecta aproximadamente al 65 % de la tierra productiva. Esta degradación socava la productividad agrícola, intensifica la inseguridad alimentaria, debilita los medios de vida y aumenta la vulnerabilidad a los fenómenos climáticos extremos. La restauración de las tierras degradadas mejora la captura de carbono, refuerza la capacidad de adaptación, protege los ecosistemas naturales y apoya el desarrollo económico sostenido.
Se espera que la Fase II genere beneficios generalizados, entre ellos una mayor adopción de prácticas de reverdecimiento entre al menos 200.000 hogares de pequeños agricultores adicionales, una mayor resiliencia de las comunidades gracias a suelos más sanos y sistemas agrícolas más diversos, una mayor seguridad alimentaria y nutricional, mayores ingresos y el fortalecimiento de las empresas ecológicas que crean nuevas oportunidades para los jóvenes y las mujeres. El programa también fomentará un uso más amplio de la investigación y las pruebas por parte de los gobiernos, la sociedad civil y los actores del sector privado para orientar las decisiones de restauración.
La Fase II del programa Reforestación en África se ajusta en gran medida a los marcos de restauración regionales e internacionales, entre ellos la Iniciativa AFR100, el Plan de Acción para la Recuperación Verde de la Unión Africana y la Iniciativa de la Gran Muralla Verde. A nivel mundial, el programa apoya los compromisos contraídos en virtud del Acuerdo de París, los objetivos de neutralidad en la degradación de las tierras de la CNULD, el Marco Mundial de Kunming-Montreal para la Diversidad Biológica, el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas y el Desafío de Bonn. A través de estas alineaciones estratégicas y esfuerzos de colaboración, el programa tiene como objetivo contribuir de manera significativa a un futuro más sostenible y resistente al clima para Ghana y el Sahel en general.





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